Eros [Ruta 1?] El camino de las cabras

Las dunas eran verdes. Extensas hasta donde se alcanzaba la vista. Pero ¿Desde cuando las dunas eran verdes?

Habías terminado allí al salir de Grosella cuando le preguntaste en el laboratorio cual era el camino más rápido para ir a la capital, Melocotón, y te dijeron que había dos opciones. La primera era ir por la autopista manejando una de esas maquinas del demonio o hacer algo llamado autoestop, que según te habían dicho era alzar el pulgar y esperar que alguien que no fuera un psicópata te llevara en su maquina del demonio. Y la segunda opción era ir por el antiguo camino, actualmente denominado el camino de los pastores. Por lo visto era más largo, pero podía ir andando y no era obligatorio ir en una de esas maquinas demoníacas.

Así que habías decidido el camino de los pastores y te encontrabas delante de las extrañas dunas verdes. El camino de tierra marrón serpenteaba entre las dunas y avanzaba también hasta que lo perdías de vista. Cuando de repente escuchaste un estruendo a tu derecha. Te giraste y lo viste. Viste como el fin del mundo se abalanzaba haca ti


FDI: música para que te hagas una idea antes de abrir el spoiler: https://www.youtube.com/watch?v=zsRLV5BKFtg

Spoiler:

Había dunas y mas dunas por todos sitios, solo que verdes y moteadas de colores vivaces. Era tan verde que dolía a la vista, donde estaban los amarillos y los marrones en contraste con un cielo sin una nube? Había demasiadas nubes, dos en concreto. Tardé un rato en darme cuenta de que era hierba, hasta que casi la tenia bajo los pies. Cierto era que me habían dicho que la hierba era verde. ¿Pero en tanta cantidad? Eso era inaudito. Avance receloso entre tanto verde, quizás fuera natural, pero me sentía como hipopotas fuera de la arena.

- Demasiado verde, demasiadas maquinas... No me extraña que la gente de fuera salta tan débil. - Supuse que todo aquello era bonito, pero en ese momento lo que se podría llamar "shock cultural" estaba empezando a molestarme, todo era muy antinatural. - Malditas dos nubes.

Entonces llegué a un camino marrón que serpenteaba entre tantas verdidunas. Era poco, pero agradecí el contacto de la tierra áspera bajo mis pies. Caminé con calma mientras me acostumbraba a ese paisaje, era bonito pero mis ojos no estaban acostumbrados al color y me dolían.  Entonces note un ligero temblor en el suelo, vi como un guijarro vibraba y para cuando me quise dar cuenta todo iba a cámara lenta.

Alcé la cabeza hacia la derecha al tiempo que abría la boca, retrocedí levemente al ver lo que se avecinaba, abría mas la boca, negué con la cabeza y la mandíbula siguió la dirección de la cabeza con movimientos vamboleantes. - N... - Di un paso atras al tiempo que empezaba a rotar. - ...o... -Terminé la vuelta de ciento ochenta grados y dirigí el pié derecho hacia adelante. - ...o... - Entonces todo volvió a velocidad normal mientras yo corrí por la vida agitando als extremidades para ganar velocidad. - OOOOO!!!!!

Corriste con todas las fuerzas que poseías. Pero la marea de pokémon esponjosos te absorbió. Era tan aterrador como blandito y en algún momento de la avalancha dejaste de tocar de pies al suelo y te encontrabas tendido encima de la estampida. Estuviste así una cantidad indeterminada de tiempo pero al fin pudiste encontrar el fin de la masa suave y blanda y saltar mientras seguía su camino a través de las verdidunas.

Te encontrabas en medio de ese verde interminable y habías perdido de vista el camino de tierra. Las dos nubes en un acto de arrogancia se habían convertido en tres y ahora medio tapaban el sol.

Por otro lado pudiste ver que una vez pasado el apocalipsis otros pokemon salían a relucir, algunos simplemente corrían, otros comían la hierva y otros jugaban y volaban.

Este:

Sur:

Oeste:

Norte:

Corrí tan rápido como podía, mas rápido de lo que nunca lo había echo y mas rápido de lo que jamas hubiera podido imaginar. Pero fue en vano, tras un traspiés algo me atrapó y me inmerso en una marea blanca como quien es tragado por una tormenta de arena. Empecé a girar como un torbellino, el suelo se volvió cielo y el cielo suelo infinidad de veces, solo veía verde, azul y un blanco que al tocarlo los pelos se me ponían de punta. A punto estuve de devolver la comida cuando de golpe todo paró.

Me levanté tambaleante en medio de un inmenso mar verde bajo un cielo con un numero exagerado de nubes. Saqué a Ravel de su pokéboll y no mediamos una sola palabra, no hacia falta. Exploramos el nuevo entorno en busca de peligros inminentes, al no verlos nos dedicamos a disfrutar de lo que veíamos. Era un lugar lleno de vida, con seres por doquier haciendo todo tipo de actividades. Entonces ambos vimos algo que nos llamo la atención, se trataba un pokémon rosa que se enfrentaba a dos pokemon marrones, era un combate ajustado. El pokémon rosa mostraba un gran alarde de espíritu combativo que me llamó al momento.

Me acerqué a la refriega y le ofrecimos nuestra ayuda, si aceptaba lucharíamos, sino miraríamos.