[Dalia] Espectáculo sólo apto para menores

Asentí con la idea final, eufórica con la idea.

— ¡Me parece perfecto! ¿Lo has escuchado todo, Fitzwilliam?

Mi Caterpie asintió, tras dudar unos segundos. Parecía inquieto, como si algo lo preocupara, pero no le di importancia. Le propuse a Curtis presentar a Juliet y Fitz y entrenar un poco los trucos de los que habíamos hablado, pero antes, saqué a Philip de su pokéball.

—Me gustaría que vieras este espectáculo, tus otros compañeros ya han visto o participado en alguno, pero tú eres nuevo y me gustaría que lo vieras a primera línea conmigo.

Lo cogí en brazos, acariciándole la cabeza, y él no dejaba de sonreír como si le hiciera mucha ilusión haber salido de su ball. Fitzwilliam lo miró de reojo, suspicazmente, pero en seguida volvió a “charlar” con la Mankey de Curtis.

En cuanto hubiéramos ensayado un poco y nos hubiéramos puesto de acuerdo los cuatro, seguramente ya seria hora de levantar el telón.

Philip se acomodo con elegancia entre tus brazos pero antes que pudieras hacer nada notaste que algo pasaba a tu amigo el gusano.


— ¡Fitzwilliam ha evolucionado! — Dijo Curtís maravillado acercándose al él — Habría sido maravilloso que los niños lo hubieran visto...

Todo se volvió blanco y frío como el Lago de la Furia en pleno Enero, y ni siquiera la alegre voz de Curtis pudo sacarme de mi asombro. El corazón se me encogió y noté como me ahogaba, e incluso abracé con fuerza a Philip, el cual me miró sorprendido. Pero la que estaba patidifusa era yo.

Fitzwilliam había evolucionado a Metapod.

No pude hacer otra cosa que dejarme llevar por mi dramatismo innato, que normalmente me hacía tan buena actriz, y cogí a Curtis de la manga para evitar caerme al suelo del disgusto, con Philip entre mi otro brazo libre mientras se intentaba poner cómodo entre tanto movimiento de manos por mi parte. Apreté los labios, mirando a Fitzwilliam con expresión desolada.

Aquello no podía estar pasándome a mí, no justo antes de un espectáculo. Precisamente antes. De un puñetero. Espectáculo en directo.

—Fitz... Oh, cielo santo, Fitzwilliam, ¿por qué ahora? —Miré a Curtis con cara de Pokémon abandonado y los labios temblorosos. Seguramente parecería que acababa de perder a algún pariente, o que me habían dicho que acababan de rebajarme a idol de segunda categoría; quizá mi reacción era exagerada teniendo en cuenta que había visto evolucionar a mi primer pokémon y eso, normalmente, era algo bueno. Pero era todo tan inoportuno que no podía evitar sentirme desgraciada. —Ahora que íbamos a empezar el espectáculo... ¡Con lo bonito que ha sido, hubiera sido un final perfecto para cerrar la actuación! Además, ¿podrá Fitz hacer su parte siendo un Metapod?

Solté a Curtis y dejé a Philip en el suelo, corriendo hacia mi ex-Caterpie y cogiéndolo en brazos. Ahora pesaba más, y era más grande, y sabía que ahí dentro Fitzwilliam se estaba preparando para metamorfosearse en Butterfree. No sabía si iba a poder actuar, pero seguia teniendo la misma mirada seria de siempre, así que me relajé y entendí que seguía siendo Fitzwilliam.

—Bueno, aunque lo hayas hecho pronto, lo has hecho muy bien. Sigue esforzándote.

Lo dejé en el suelo y volví a coger a Philip, que parecía harto de mis subidas y bajadas. Y me dirigí a mi compañero.

—Perdona, me he puesto histérica, pero supongo que el número se podrá hacer igual. —Me encogí de hombros, mirando de reojo a Fitzwillian y con aspecto desanimado: era descorazonador que mi primer pokémon evolucionando fuera él y de esa forma. Pero tenía que recordarme a mi misma que una evolución era algo bueno.

Fuera como fuera, preparados o no los niños empezaron a salir. Así que, como había dicho la futura Idol pop más popular de Tohoku, a lo hecho pecho, tocaba destacar y brillar como solamente los Ídolos que han nacido para triunfar podían hacerlo. Los niños se sentaron en el césped expectantes y una de las señoritas se dirigió a vosotros.

— Empezar cuando queráis... ¡Ah! Y si queréis dedicarles unas palabras antes de empezar tenéis vía libre. Espero que entiendan que los pokemon no solamente están para luchar, que con eso de la tele y los torneos solamente piensan en eso... — Suspiró.

— Cierto, pues empezaremos justamente ahora ¿Quieres decirles alguna cosa tú? — Le propuso el peliverde a la pelirosa — Seguro que siendo Idol Pop se te dará de miedo conquistarles — Sonrió.

En cuanto vi a los niños, sonreí y me sentí bien, pero era un "bien" de expectación, aquella felicidad que sólo se conseguía estando sobre un escenario, delante de un público. Como en el Super Concurso de Chirimoya, esa sensación de que todo el mundo te mira y esperan algo que sabes que puedes darles. Sin embargo...

"Hacía mucho, mucho tiempo que en mi público no habían tantos niños... Es más... ¿Alguna vez he actuado delante de niños?"

Recordaba la primera vez que llegué a Melocotón, en aquella plaza, pero ahí había gente de todas las edades. Tragué saliva y sonreí a Curtis.

—Lo haré lo mejor que pueda, entonces. —Le aseguré, aunque me lo decía más a mi que a él.

En medio del escenario, miré al grupo de niños y, sonrisa en los labios, di algunas palmadas para llamar su atención.

—¡Buenos días! ¿Me podéis escuchar todos bien desde aquí? —Pregunté, aunque suponía que sí porque mi tono de voz era alto (y melodioso, pero eso siempre). —¡Muy bien! La verdad es que estoy muy contenta de estar hoy aquí, ¿vosotros no? —Esperé unos segundos a que contestaran, y luego me dirigí hacia Curtis con pasos saltarines hasta tomarle de la mano y llevarlo a mi lado en el centro del escenario. —Somos Curtis y Dalia, y queremos enseñarnos a dos buenos amigos para que veáis que los pokémon no sólo sirven para luchar y que, además, que cualquier pokémon puede ser bonito.

Sonreí otra vez, con expresión melosa y haciéndome a un lado para que vieran al Metapod y a la Mankey.

—¿Empezamos con el espectáculo tal y como estaba planeado? —Le pregunté al chico en voz baja, aunque en realidad le estaba dando la señal de que era momento de poner en marcha lo que habíamos acordado.

Saqué a Fitzwilliam al escenario y di el show por empezado.

Curtis entendió la señal, dio un paso hacia delante y con un aire lleno de glamur, naturalidad y con tanta gracia que podía competir, aunque esta no quisieras admitirlo nunca, quizás superar la tuya. Empezó a hablar:

— Señoritas y señoritos — Realizó una reverencia a sus pequeños espectadores — Que empiece el espectáculo.

Y el espectáculo empezó. Juliet y Fitzwilliam mostraron ser unos excelentes profesionales y realizaron el espectáculo como estaba previsto y todavia mejor. Puesto Fitzwilliam  demostró que un metapod puede hacer algo mas que fortaleza, quizás porque su orgullo había sido herido, y Juliet decidió que no podía quedarse atrás y demostró que los Mankies podían ser la cosa mas adorable del mundo.

El espectáculo finalizó y los niños encantados jugaron un poco con los pokemon e incluso un par preguntaron cosas sobre los concursos. Hasta dirías que a Curtis solamente le preguntaban niñitas que buscaban acaparar su atención. Al cabo de dos horas las cosas estaban recogidas y las profesoras os habían pagado. Ahora os encontrabais en la puerta despidiéndoos con la mano de un par de niños.

— Parece que ya hemos terminado...

FDI:
Recordemos la recompensa:
1.500 + Merienda + Pack de bayas: Baya Zreza + Baya Atania + Baya Meloc + Baya Safre + Baya Perasi.

Durante unos segundos, juro que me quedé muda. La gracia de Curtis en el escenario era alucinante, muy natural. Por supuesto, jamás iba a estar a la altura de alguien como yo, que desde bien pequeña había estado bajo los focos, pero aquella soltura y saber hacer me dejaron algo traspuesta. Aquél muchacho era una especie de gema en bruto, y hasta llegué a pensar en si eso sintió Jacques cuando vio mi potencial.

Pero como acabo de decir, fueron apenas unos segundos. Estaba trabajando, tanto yo como Fitzwilliam, y eso hicimos: mi Metapod actuó y todo fue como la seda. Todas las cosas desagradables que pensé en el momento en que evolucionó se me fueron de la cabeza, ya que mi compañero seguía siento el mismo. Elegante, orgulloso y deslumbrante.

Cuando acabó la actuación, tanto yo como Curtis y nuestros pokémon nos vimos rodeados de críos, y yo me agaché para responder algunas preguntas que me hacían sobre los Concursos. Antes de que me diera cuenta, ya estábamos fuera, despidiéndonos de la mano de un par de niños, una de ellas era una de las múltiples admiradoras que el chico de la gorra se había ganado.

— Parece que ya hemos terminado...

Miré a Curtis, bajando levemente la mano con la que les decía adiós a los críos. Me entristecía un poco que hubiera acabado, porque me lo había pasado bien. Muy bien, en realidad.

—Eso parece, ni me he dado cuenta de que el tiempo había pasado tan rápido. —Me quedé un par de segundos en silencio. —Por cierto, se te da realmente bien esto de los espectáculos, y no suelo decir estas cosas porque sí —sonreí —. No sé si tienes mucha prisa, pero pensaba si te apetecería ir a comer una hamburguesa o, al menos, intercambiar números de teléfono... —Me sonrojé un poco, y era una tontería, pero en ese momento pensé que podría malinterpretar mis palabras. ¡Y a lo mejor se colapsaba pensando en que alguien tan famoso como yo le estaba pidiendo una cita o algo! —Ya sabes, para hablar de pokémon o volver a colaborar en el futuro.

Me encogí de hombros, un poco nerviosa, quizá por haber visto como alguien normal y corriente podía ser tan bueno en un escenario. Esperaba que fuera algo puntual, porque si todo el mundo en Tohoku iba a ser como él en los Super Concursos... Iba a tener que emplearme a fondo

Curtis se quedo un momento sorprendido. Como si no supiera como reaccionar ante tu proposición. Al final sacudió la cabeza y pareció volver a ser el de siempre:

— Ahora mismo no puedo ir a comer contigo. Lo siento. Pero... — Cogió su Ipoke y sonrió — Podemos darnos los numeros.

Os intercambiasteis los números y os despedisteis rápidamente yéndoos por caminos diferentes. Al cabo de cinco minutos notaste como tu Ipoke recibía un mensaje

Mensaje:

Te fijaste en el cielo empezaba a oscurecer.

Como es normal, Curtis se quedó sorprendido y yo me sonrojé un poco más, un poco molesta conmigo misma. Seguro que se había pensado lo que no era, y que vendría conmigo y luego lo colgaría en su blog de chico-normal. "¡Mi cita con Dalia Moone!" o algo así. No sabía muy bien cómo arreglarlo sin romperle la ilusión, pero tampoco quería darle falsas esperan-...

— Ahora mismo no puedo ir a comer contigo. Lo siento. Pero... Podemos darnos los números.

En ese momento la sorprendida fui yo. "No podía venir". ¿Que no podía? ¡Pe-pero bueno! ¡Un "no puedo ir a comer" con Dalia Moone! ¿Qué era tan importante como para ser prioridad ante una cita con alguien famoso?

"¡Córcholis, que no, que no era una proposición para una cita, joder!" —Interrumpí mis pensamientos con ese grito interno. Me estaba poniendo nerviosa cuando era ÉL el que tendría que estar balbuceando. A fin de cuentas, no se tiene esa oportunidad todos los días. Una no-cita con Dalia Moone...

Saqué mi I-poke, disimulando mi sonrojo e ignorando que había tardado un par de segundos en reaccionar a su respuesta. Intercambiamos los números y me dirigí hacia otro sitio, sin saber muy bien a donde quería ir. Cuando recibí un mensaje.

Me mordí el labio con cara de molestia. Llevaba un buen rato con los colores encendidos, pero aquello fue un detonante para que me iluminara como un Lanturn. Pero en colorado.

"P-pues claro que soy más guapa al natural... E-en fin..."

Guardé el Ipoke con una sonrisita en los labios, que ni yo misma me di cuenta de que ahí estaba, y mirando a mi alrededor seguí las calles hasta ir al Centro Pokemon. Si al final comía sola, mejor comer ahí y hacer el gran esfuerzo de pasar ahí la noche. La verdad es que hubiera preferido ir a otro sitio, pero ese mismo día había visto demasiado a Jacques y no quería volver a ir a su apartamento. Demasiada presión en un solo día, además, estaba cansada. Y desde el mensaje de Curtis, tenía el estómago como revuelto.

"No me puedo creer que siendo media tarde ya quiera irme a dormir y que prefiera que sea en un sitio semi-público... A mí me ha roto estar en Tohoku tanto tiempo, seguro..."

No te costó mucho llegar al centro pokemon de la ciudad. Al fin y al cabo era uno de los lugares más concurridos del lugar y estaba indicado a la perfección su ubicación. Aunque cuando llegaste parecía que ese día regalaban algo ya que estaba lleno hasta los topes.
Entraste y escuchaste algo sobre un problema en la zona industrial que había hecho que muchos pokemon salieran heridos. Así que el centro estaba colapsado de urgencias. Al final conseguiste abrirte paso hasta la zona de la cafetería la cual, para tu suerte, seguía abierta.

“[...]Y ahora con el nuevo nº1 de Christoph desde aquí Ciudad Melocotón en directo en la plaza [...]”

Escuchaste en la radio mientras ponían el nuevo hit del momento.

—¿Qué querrías? — Vino la camarera.

Llegué al Centro Pokémon casi sin darme cuenta, simplemente siguiendo las calles más anchas y concurridas. Iba tan absorta en mis pensamientos que no vi el follón armado en mi destino hasta que ya había llegado allí. Al principio llegué a pensar que se había corrido la voz de que Dalia Moone iba a pasar la noche ahí y estaban todos esperándome, pero mis fantasías se truncaron al enterarme que habían habido problemas en la Zona Industrial y las enfermeras estaban que no daban abasto.

Conseguí llegar a la cafetería, convenciéndome a mi misma de que si nadie en el Centro me había reconocido era porque estaban todos demasiado preocupados por los pokémon. Me senté en una de las mesas y de repente escuché en la radio algo que me hizo dibujar una mueca de asco: Christoph, uno de los idols del momento, estaba cantando en directo en Melocotón. Cuando empezó a sonar su canción, hice morros instintivamente. No sonaba nada mal, y me dio tanta rabia que cuando la camarera me pidió qué quería, ni la vi venir.

—¡¿Eh?! Ah, perdón... ¿Me podría dar dos minutos más para decidirme? —Dije, sonriente y algo avergonzada, cogiendo la pequeña carta de la mesa.

Cuando la chica se marchó, dejé salir a Fitzwilliam de su pokéball casi instintivamente. Escuchar por la radio a uno de mis autoproclamados archi-enemigos me deprimía, y cuando estaba deprimida me gustaba abrazar a Kitty o acariciar a Fitz. Sin embargo, sobre mi falda apareció un enorme Metapod con una pajarita en lugar del pequeño Caterpie al que estaba acostumbrada. Y recordé lo que había pasado aquella tarde.

Abracé a Fitzwilliam, que apenas reaccionó, y suspiré. La canción de Christoph se me metía en la cabeza como todo buen hit pop. La verdad, odiaba a ese chico casi tanto como odiaba a los del quinteto pop P5. Eran mi competencia en Tohoku, así que había hecho un poco de investigación. En el caso de Christoph, sabía que era originario de Teselia, que había cosechado su éxito cantando y actuando en películas de Pokéwood y que siempre había separado con mucho esmero su vida privada de la profesional. En otras condiciones quizá me hubiera dado igual, pero si estaba en Tohoku intentando robarme protagonismo nos convertía en enemigos.

Aquel pensamiento me dio una idea. Ya conocía en persona a algunos de mis rivales -como Bella Shinystar- y enemigos -como Kosoku Aka de los P5-, pero a Christoph no lo había visto en persona en la vida. Si estaba cantando en directo en la misma ciudad en la que estaba yo...

—Voy a espiarle. —Dije en voz baja, devolviendo a mi Metapod a su pokéball.

Salí de la cafetería removiendo la ropa de mi bolsa hasta encontrar lo que buscaba. Entré en el baño y me puse una gorra abombada y las gafas de sol. Delante del espejo me solté el cabello, me hice una trenza y la escondí bajo el gorro. Dándole un aprobado justito a mi camuflaje, dejé salir a Philip de su ball.

—Vamos de misión de espionaje, encanto. Toma asiento y prepárate —le dije, con una sonrisa a lo "espía secreto" y dando un par de toquecitos sobre mi hombro para que subiera.

Preparada, salí del Centro Pokémon en dirección a la plaza donde Christoph estaba dando el concierto. ¿Mi misión? Observarle de cerca e intentar descubrir alguno de sus trapos sucios si tenía mucha suerte.

[FDI: a Dalia ya se le ha ido la olla maji de 2000%, no sabe encajar que la competencia tenga éxito]

El espectáculo que te encontraste al llegar al concierto de Chritoph se podría describir con una sola palabra: Hormonas. Rabia una muchedumbre de fans que estaban al borde de la pura locura todas mirando al escenario donde se encontraba ÉL.


Intentaste acercarte tanto como pudiste. Pero era imposible. La masa sobrehormonada de fans te escupía al que te despistabas y resultaba terriblemente doloroso recibir tanto codazo y pisotón. Estabas descansando cuando de golpe una persona te golpeó y te hizo caer al suelo. No pudiste verlo bien pero lo que si notaste era que Philip saltó de tu hombro y se puso a perseguirlo. Primero no entendiste porque pero pronto notaste algo, en tu bolsillo ya no estaba tu Ipoke.

Mi misión falló. Era una misión condenada al fracaso, lo supe en cuanto llegué al lugar: un mar de hormonas rugientes pedía a gritos y lloros que el muchacho que bailoteaba sobre el escenario les lanzara una mirada, un guiño o una sonrisa. Hice acopio de valor y me metí ahí dentro, sin dejar de mirar a Kristoph: el maldito tenía gracia al moverse, buena voz cantando, y la típica presencia del ídolo pop masculino que hace que las chicas que posen sus ojos sobre él suspiren al imaginarse entre sus brazos.

Sin embargo, yo estaba por encima de eso. Había crecido rodeándome de gente del mundo del espectáculo, además, estaba tan centrada en odiarle con la pasión de mil Combuskens que no me di cuenta de que mi empresa era inútil hasta que recibí el primer codazo. Me enfadé y me giré, pero fue sólo para recibir el empujón de una lagarta que intentaba llegar al pie del escenario a toda costa. Y como aquella, veinte más. Cuando quise reaccionar, estaba de nuevo fuera de la marabunta, donde las hormonas descendían pero apenas se podía ver a Kristoph.

—Maldición... ¿Esto es un concierto visto desde el otro lado? —Murmuré, acariciando la cabeza de Philip e intentando meterme de nuevo para recibir otro codazo.

Finalmente, otro golpe y al suelo. En cuestión de unos minutos habían tentado demasiado mi equilibrio, y aquél placaje había sido algo importante. Apreté los dientes para evitar soltar un millón de insultos sin respirar, cuando me di cuenta de que mi Snivy había saltado y se había puesto a correr... ¿tras la persona que acababa de placarme?

—¿Pero qué...? ¡¿Eh?! —Palpé varias veces mi bolsillo. Me puse blanca. My I-poke no estaba.

Me puse de pie, sin pensar. Y a correr tras Philip. Sin montar un alboroto o un drama, sin pedir ayuda. Sabía que no la iba a recibir: toda la atención la tenía Kristoph. Y lo sabía porque yo también había estado encima de un escenario, recibiendo toda la atención. Por lo que me eché a correr y tras el primer sprint grité:

—¡Philip, evita que se marche, usa Látigo Cepa!

Abandoné forzosamente mi misión de espionaje. Debería haberme quedado en el Centro Pokémon.

[FDI:]

Spoiler:

Corriste como alma que se lleva el diablo persiguiendo al malhechor perseguido de cerca por Philip. Parecía que se os iba a escapar cuando de repente Philip realizo de forma magistral un látigo cepa que le ato las piernas y le hizo caer de bruces al suelo.
La parte mala de todo esto fue que el malhechor, que básicamente era un vulgar carterista de unos 24 años, sacó un pokemon para defenderse.

Casi me muero al ver que aquel tipo corría como una mala cosa, pero Philip, como un buen caballero de verde armadura, consiguió que el ladrón cayera entre sus látigos contra el suelo. Cuando por fin los atrapé, el chico que me había robado sacó un Meowth. ¡Qué descaro, me robaba y encima me plantaba cara cuando lo atrapaba! Se iba a enterar.

Llevé mi mano hacia la pokéball de Lizzy: de mi equipo, era ella la que más fuego tenía a la hora de combatir, y ahora mismo yo quería fuego y venganza. Pero Philip se giró hacia mí, mirándome con unos ojos llenos de determinación y... Me recorrió un escalofrío, por un momento me pareció que mi Snivy tenía ganas de descuartizar al Meowth enemigo pero creo que fue un efecto óptico o algo. Mi último pokémon se había comportado como un cielo, y seguro que sólo quería defenderme, así que no saqué a Lizzy.

—¡Luchemos juntos, Philip! ¡Repetición al Meowth, no dejaremos que se escapen con mi I-poke! —Le dije a mi pokémon, y luego me dirigí al vulgar y asqueroso ratero que se había topado con la idol equivocada. —¡Y tú, devuélveme eso! ¡Es todo lo que tengo!

Era mentira, pero solo en parte. No era todo lo que tenía, pero sí que era la posesión más importante que tenía después de mis pokémon. Sin mi I-poke, perdía mi identificación y... ¡mis números de teléfono! ¡En aquella gente había teléfonos de gente importante y famosa, casi tanto como yo, no podía perderlo! ¡En pos de la intimidad telefónica de mis amigos, tenía que recuperar mi I-poke!

El ratero no contestó, todo lo contrario al fin parecía recuperado de la caída y tan pronto como se levantó siguió corriendo dejando a su pokemon atrás cortándoos el paso.
El ataque restricción de Philip no pudo llevarse a cabo a causa que el meowth enemigo le propino un ataque mordisco que le hizo retroceder.

Me puse blanca como el papel. No podía estar pasando: el ladrón se estaba escapando, su Meowth de pacotilla había hecho retroceder a mi pokémon y yo me iba a quedar sin I-poke... Sin mi documento de identificación, sin mi dinero, ¡sin mi teléfono de contactos! Era peor que tener que vivir en el anonimato toda la vida o... o algo peor que eso.

Desesperada, cogí rápidamente todas las pokéball que llevaba encima. Hice salir a todos mis compañeros a la vez, y me miraron extrañados por la sorpresa. Pero los espabilé rápido.

—¡Philip, intenta de nuevo Repetición y sigue atacando al Meowth, y vosotros ayudadle, rápido! —Grité, señalando a Lizzy y a Fitzwilliam. —¡Cubrid mi retirada, uno con Disparo Demora y la otra con Mordisco!

Ambos se giraron hacia el Meowth. La que reaccionó más rápido fue mi Mawile: siendo tan combativa, se puso al lado de mi Snivy con la mandíbula de su cabeza abierta. Philip pareció molesto, como si creyera que no necesitaba ayuda, y Fitzwilliam se quedó en la retaguardia ya que siendo un Metapod, poco se podía mover.

Mientras les iba dando órdenes a esos tres, yo ya había empezado a correr. Sin callarme ni un momento les dije a Lydia y Kitty que me siguieran y atraparan al ladrón. Aunque antes tenía que ver si podía escapar de ese Meowth con la ayuda de los tres pokémon que me cubrían, no iba a rendirme sin luchar o echar a correr tras ese cobarde.

FDI: me arrepentiré..........
FDI2: http://www.awkwardzombie.com/index.php?page=0&comic=022414

Philip y Lizzy fueron increíblemente eficaces cuando el pokemon adversario intentó pararte los pies por lo que pudiste seguir tu camino sin más impedimento. Localizaste el ladrón rapidamente y pronto gracias a Lydia y Kitty conseguiste acorralarle en un callejón sin salida. Ya atrapado chistó con la lengua y lanzó dos pokeballs más.

El ratero sacó un Zubat y un Rattata. Yo me puse detrás de mis dos pokémon, sonriendo por haber acorralado a ese tipo. Iba a hacerle pagar por haberse atrevido a robarme y por haberme hecho correr por media ciudad gritando y haciendo una escena. Le señalé con toda la teatralidad que mi rabia me permitía y exclamé:

—¡Te vas a arrepentir de esto, maldito imbécil! ¡Kitty, Impactrueno al Zubat y Lydia Doble Patada al Rattata!

Apreté los puños, dispuesta a tirarme encima de él y arrearle con todas mis fuerzas si intentaba escapar con mi I-poke. Le abriría la cabeza con mi caja de cosméticos si era necesario.